22 de abril de 2024
Cuando se inició la pandemia COVID-19, la compra de viviendas de obra nueva despuntó y experimentó un incremento significativo respecto a años anteriores. Una tendencia alcista que sigue manteniéndose a día de hoy y que se ha convertido en la elección de muchas familias a la hora de comprar.
¿Qué ha impulsado este cambio?, ¿es realmente la mejor opción?, ¿cuáles son los beneficios de invertir en este tipo de propiedades? Resolvemos todos estos interrogantes, a continuación.
Una vivienda de obra nueva se define como aquella propiedad comprada directamente a una empresa constructora o promotora inmobiliaria que no ha tenido dueños anteriores. Esto también aplica a inmuebles que se venden sobre plano, es decir, que aún no están construidos.
Incluso si la edificación se completó hace años, sigue considerándose obra nueva si nadie ha vivido en ella antes.
También se categoriza como obra nueva una vivienda que ha estado alquilada por menos de dos años, siempre y cuando la promotora sea la propietaria.
Veamos en detalle los beneficios de invertir en este tipo de propiedades y algunas de las razones por las que cada vez más personas lo consideran la mejor opción.
En proyectos de viviendas nuevas, los compradores cuentan con la ventaja de seleccionar y personalizar previamente varios aspectos, desde la distribución de los espacios hasta detalles como el color de las puertas, los acabados y los muebles de cocina, entre otros.
Un beneficio que caracteriza a las propiedades nuevas en comparación con construcciones más antiguas es su eficiencia energética. Esto no es solo una preferencia de las empresas constructoras, sino una exigencia legal.
Gracias a la evolución de las tecnologías, se logra una reducción significativa en el consumo de energía, lo que a su vez disminuye los costes asociados a servicios como la calefacción y la iluminación. Algo que los propietarios valoran cada vez más.
Frecuentemente, las viviendas de obra nueva incluyen tecnologías avanzadas y desarrollos en domótica. Algo que facilita un mayor control y la automatización del hogar.
La adquisición de un inmueble a estrenar representa una inversión a largo plazo. Dado que la propiedad se compra a precio de mercado actual, existe la posibilidad de venderla en el futuro a un valor superior al inicial.
El importe de la inversión aumenta a medida que se desarrolla la construcción. Si se opta por una compra con entrega inmediata para invertir, los beneficios comienzan a generarse desde el primer minuto.
Las propiedades nuevas cuentan con una garantía del constructor durante un periodo especificado, lo que permite hacer reclamaciones en caso de problemas durante ese tiempo.
Según la Ley de Ordenación de la Edificación (LOE), los plazos de garantía varían según el tipo de fallo detectado en la vivienda:
La compra de una vivienda de segunda mano exige el pago anticipado del 10% del impuesto sobre las transmisiones patrimoniales (ITP), además del 20% del valor total – que no lo financia el banco – y un 3/4% adicional para otros gastos.
En cambio, adquirir una propiedad en construcción supone el desembolso del 10% del impuesto al valor agregado (IVA) y un 1,5% por el impuesto sobre actos jurídicos documentados (IAJD). Esto permite más tiempo para reunir la financiación requerida y facilita el acceso a hipotecas con condiciones más ventajosas y plazos extendidos.
Las propiedades nuevas suelen ofrecer facilidades que enriquecen el bienestar de sus residentes. ¿Cómo cuáles?
Además, característicamente también presentan áreas más espaciosas y mejor iluminación que contribuyen a una mayor calidad de vida para quienes las habitan.
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