Si la crisis cerró el grifo del crédito hipotecario, sus consecuencias han obligado a la banca a tolerar un goteo selectivo. Desde hace unos meses, las entidades financieras están dispuestas a canjear las viviendas en su poder a cambio de rebajas en los precios y unas condiciones preferentes de financiación. Para colocar con urgencia el stock de activos inmobiliarios adjudicados, cuyo valor supera los 61.500 millones de euros, liberar capital y sanear sus balances, bancos y cajas han recuperado productos hipotecarios desaparecidos en lo más duro de la crisis.
Solo para quienes se acerquen a sus oficinas con la intención de adquirir uno de sus inmuebles, es posible la financiación al 100% y la amortización a más de 35 años. No obstante, el acceso a estos créditos blandos sigue limitado a compradores solventes. En definitiva, la banca busca clientes ‘prime’ para vender sus casas con condiciones otrora ‘subprime’. Para el resto, la lupa de los riesgos es más severa y los requisitos de ahorro, capacidad de endeudamiento y avales, todavía más estrictos
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