En septiembre hablamos sobre cómo rescindir un contrato de alquiler, ya sea por parte del propietario o del inquilino. Ahora, toca enfocarnos en el paso previo: cuando el inquilino deja el piso.
En este momento, el propietario debe revisar el estado de la vivienda para asegurarse de que todas las obligaciones del acuerdo se hayan cumplido.
Plazos de aviso para finalizar el alquiler
Es fundamental respetar los tiempos de aviso para evitar la renovación automática del contrato:
- Inquilino: debe comunicar su salida al menos treinta días antes de la fecha de finalización.
- Propietario: está obligado a notificar al inquilino con cuatro meses de antelación si el contrato se rescindirá al finalizar el quinto año (para particulares) o el séptimo (en el caso de empresas).
Cumplir con estos plazos – establecidos en la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) – permite realizar una revisión ordenada del inmueble, devolver la fianza y entregar las llaves de forma organizada.
Puntos clave al revisar el inmueble cuando el inquilino deja el piso
Sea cual sea la parte que decide concluir el contrato, es importante revisar algunos aspectos para asegurar que el inmueble se entrega en las condiciones pactadas.
¿Cuáles?
- Estado del mobiliario: es fundamental comprobar que los muebles se encuentren en condiciones adecuadas, sin daños más allá del desgaste habitual. En el caso de que haya desperfectos significativos, el coste de reparación o reemplazo puede descontarse de la fianza.
- Componentes estructurales: elementos como puertas, ventanas, grifos, paredes y suelos deben estar en buen estado. Si se identifican daños que afectan a la seguridad o habitabilidad, es posible utilizar una parte de la fianza o una garantía adicional para cubrir los costes, siempre que los desperfectos no sean producto del desgaste natural. Por su parte, el inquilino debe comunicar cualquier daño relevante cuando ocurra, sin esperar a la finalización del contrato.
- Estado general de la vivienda: la LAU establece que el inmueble debe devolverse en condiciones similares a las originales, excluyendo el desgaste por uso normal. Si el inquilino realiza modificaciones en la vivienda, es importante que cuente con la autorización escrita del propietario.
- Últimas facturas de suministros: es fundamental para el propietario asegurarse de recibir copias de las últimas facturas de suministros para poder realizar el cambio de titularidad y verificar que estén abonadas. De lo contrario, podrían surgir problemas al realizar el cambio de nombre o sería necesario asumir los pagos pendientes. Además, es conveniente informar al inquilino de que no debe dar de baja los suministros, ya que esto genera gastos y gestiones adicionales.
- Electrodomésticos: es necesario verificar el funcionamiento de los electrodomésticos antes de dar por finalizado el contrato. Si presentan algún desperfecto que no sea producto del uso habitual, el propietario puede cubrir los costes de reparación o sustitución descontando el importe de la fianza o de otra garantía disponible.
- Objetos personales: algunos inquilinos olvidan pertenencias personales, como ropa, libros o juguetes, en el inmueble. Lo ideal es organizar la devolución de estos objetos, y si no son reclamados, documentar por escrito su abandono y especificar que pasarán a ser propiedad del arrendador.
Inspección final y entrega del inmueble
Para asegurar un proceso de entrega sin complicaciones, lo más recomendable es realizar la inspección final en presencia del inquilino. Esto permite revisar el estado del inmueble en conjunto y solucionar cualquier posible discrepancia.
¿Una buena práctica? Utilizar una lista de verificación que detalle todos los puntos a inspeccionar, de modo que nada quede sin revisar, así como tomar fotografías del estado del inmueble.
Asimismo, es importante que ambas partes firmen el documento de rescisión, en el cual se reflejen las condiciones exactas en las que se entrega el inmueble para garantizar un cierre de contrato claro y bien documentado.
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